El apego es un mecanismo que hemos desarrollado los mamíferos para sobrevivir mientras completamos el proceso de maduración.
Tenemos que acordarnos que un embarazo humano dura unos 20 meses aproximadamente: 9 dentro del útero, y 12 fuera.
En estos meses que los bebés están acabando su proceso de exterogestación es cuando se forma el apego, por esto hablamos tanto de la importancia de los primeros 1000 días en la formación del carácter, porque si no brindamos ese espacio de salud mental al inicio de la vida, nos costará más reparar luego.
El marasmo demostró que los bebés pueden llegar a desaparecer de esta vida por ausencia de presencia afectiva. En las fases de desarrollo primales -durante la exterogestación- los bebés NECESITAN el vínculo con su madre: oler su piel, escuchar el latido de su corazón, ser acariciadas, que les nombren, les miren desde el baile hormonal que conlleva el puerperio y la MATRESENCIA.
Los bebés, aunque no hablen y no preserven la memoria como lo hacemos más adelante, sienten, merecen y tienen derechos. No lo olvidemos sino, como sociedad, estamos destinados al vacío emocional.
Tipos de apego
Evitativo
Las personas que tienen un apego evitativo son aquellas que seguramente se tuvieron que proteger en demasía delante de situaciones que les sobrepasaban, sobre todo en la etapa infantil. Por eso los vínculos les asustan, ya que los vínculos pueden doler, y les pueden hacer revivir aquellas situaciones difíciles en su vida. Entonces, cuanto más necesitan el vínculo más tienden a empujarlo alejarse y a evitar ese contacto profundo.
Ansioso
Las personas que tienen un apego ansioso son aquellas que no han conseguido establecer una autonomía interna profunda para poderse sostener delante de las dificultades de la vida y por eso tienen a fusionarse con la otra persona, buscan esa vinculación tan profunda, porque es la manera de para sentirse seguras y en de menos peligro.
Seguro
Son personas que han conectado con el poder personal, con aquella sensación de poderse sostener delante de lo que la vida les presenta y si algo de lo que le sucede le sobrepasa tienen la capacidad de poder pedir ayuda y darse ese permiso de poder vulnerabilizarse delante de las demás personas cuando establecen vínculos. Esto pasa cuando las figuras acompañantes han sabido ofrecer el apoyo y la presencia necesaria ante las demandas de sus bebés, para que estos comprendan que el mundo es un lugar seguro que merece ser explorado con curiosidad y confianza.
Cómo generar un apego seguro
Los bebés nos necesitan como si estuvieran dentro del útero. La madre que les gesta es la única madre que su psique reconoce.
Durante el primer año y medio de vida -aprox.- TODO lo que el bebé necesita lo tiene que recibir de fuera porque está desarrollando su autonomía.
Darle brazos, mimos, amor, colecho, teta, etc. no le va a malcriar siempre que lo regulemos con unos buenos límites amorosos, coherentes y consistentes.
Mírale con curiosidad; acércate a regularles con tu cuerpo y tu calma; potencia sus logros y hazle sentir que puede conquistar hitos; ofrécele tu abrazo cuando te lo pidan (aunque consideres que no lo necesita).
En presencia de una madre amorosa, disponible y suficientemente buena, el bebé irá estableciendo un apego seguro que le permitirá salir al mundo con seguridad y confianza. En estas condiciones la salud mental florece de manera óptima y estructura una buena base para su futuro desarrollo.
La forma cómo les amemos en estos primeros meses de sus vidas será lo que les enseñará qué es el amor; y así va a ser su manera de amarSE y de amar a las demás personas.
Reconocer que TODO lo que necesita el bebé durante este primer año y medio de su vida le tiene que venir de nosotras -sus cuidadoras principales y acompañantes- nos ofrece la perspectiva necesaria para ENTREGARNOS a su cuidado con la solemnidad que requiere.
Y sí, es un SACRIFICIO, eso es: un oficio sagrado (y por desgracia, poco visibilizado y reconocido por el resto de la sociedad).
Si te sientes desbordada/o con estas pautas, tal vez sería interesante revisar si alguien te pudo mirar así cuando eras pequeña/o.
Recuerda que tu hija/hijo se está construyendo. TE NECESITA. Tu corregulación es el sustrato con el que irá construyendo su propia capacidad de regularse.
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