El miedo es una de nuestras emociones báscias. Sí, BÁSICAS. Y tal como dice la palabra, la vamos a experimentar sí o sí. El tema es:
*cómo *cuando *dónde *quién nos acompaña *qué procesamiento le damos
Si eres de las personas a quienes el miedo le asusta en este artículo vas a aprender algunas cosas que te pueden servir.
Cómo reaccionan las criaturas ante el miedo
Como ya te decía, el miedo es una emoción inherente a la vida. Como seres mamíferos desarrollamos la capacidad de sentirlo para CUIDAR y PRESERVAR nuestra integridad y nuestra vida.
A lo largo de nuestro proceso de desarrollo, estos miedos van variando de forma, pero NUNCA desaparecen.
Por ejemplo: unx bebé puede tener miedo a que le dejen solx, que llore y nadie acuda a arroparle.
Cuando estx niñx es más mayor, puede tener miedo a la oscuridad, a que aglún otrx niñx le arañe, muerda o empuje; también a que le muerda un perro, etc.
A medida que va creciendo pueden aparecer miedos más trascendentales: miedo a la muerte, a la separación de lxs mapadres, a cambiar de escuela.
En la pubertad están los miedos a no pertenecer al grupo de iguales, a hacer el ridículo, a ser excluídx.
En la adolescencia el miedo a no encontrarse, a no tener libertad, a no hallar el sentido de la vida, a un futuro incierto.
En la adultez temprana el miedo a no tener un trabajo que me permita independizarme, no econtrar pareja, no tener tribu.
Más adelante pueden aparecer miedos económicos, de angustia por querer sostener a la familia, enfermedades, etc.
En la madurez un miedo común es mirar el camino recorrido y sentir que la Vida se nos pasa sin propósito, que no estamos cumpliendo nuestros sueños.
Y ya en la senectud, estos miedos se pueden enfocar más a la cuestión de la muerte, a las creencias personales del “más allá”, a dejar las cosas cerradas y ordenadas.
¿Te das cuenta? El miedo EXISTE y EVOLUCIONA con nosotrxs. El tema aquí, como diría mi amigo Bruce Lee ;-) se trata de “be water, my friend”. Es decir, poder ABRAZAR el miedo y comprender que siempre que aparece nos da un mensaje para escuchar.
Otra cosa es cuando estos miedos paralizan, bloquean o nos impiden funcionar con “normalidad” en el día a día. Aquí hablamos de fobias o bloqueos potentes que necesitarán un acompañamiento profesional. Con lxs peques, cuanto antes detectéis este tipo de situaciones, menor será el grado de enquistamiento y menor su afectación en su conducta.
Aliarse con el miedo
Como te decía más arriba, el miedo siempre nos da información de lo que nos rodea.
En lugar de temerlo, síentate a tomar té con él. Enseña a tus hijxs a escucharlo para que lo integren como parte de sí mismxs.
El miedo es una emoción más. No permanece -o no debería- todo el tiempo. Es transitorio.
Cuando te digan que tienen miedo, VALÍDALES. Escucha sus angustias y QUÉDATE CERCA.
Puedes preguntarles QUÉ NECESITAN y tratar de ofrecérselo si es posible.
Recuerda que los miedos evolucionan. No hace falta que entiendas los miedos que sufren tus hijxs, sólo que les acompañes.
La PRESENCIA adulta amorosa siempre es una buena medicina.
No por tener miedo son más DÉBILES. El coraje que muestran al vulnerabilizarse y decírtelo es inmenso. Házselo saber para que no tengan que tragárselo.
Cómo gestionar el miedo infantil
Te comparto un recurso que aprendí de mi maestra Ana Jimeno para adultxs, pero que yo lo aplico a lxs niñxs en mis sesiones de terapia familiar. Es el recurso del CHALECO.
Se trata de construir un chaleco con cartón, papel de embalar, o usar uno de ropa (se puede hacer con una camiseta vieja). En este chaleco vamos a poner en forma de palabras, imágenes o dibujos, aquellos recursos que el niño o la niña siente que tiene delante de su miedo.
A menudo también le ofrezco la posibilidad de dibujar estos miedos. Acostumbran a tener forma de monstruos, sombras, seres extraños o marcas abstractas. Verlos y ponerse delante de ellos en terapia, les recuerda qué herramientas necesitan -y tienen- para que esos miedos dejen de ser tan grandes.
¿Qué pasa cuando lxs adultxs tenemos demasiados miedos?
Pues de esto ya te hablé en el artículo sobre la autonomía infantil. Allí te compartí que uno de los factores que nos desvían de ofrecer un acompañamiento para la autonomía auténtica, son los MIEDOS ADULTOS.
Como te he ido diciendo los miedos, como la Energía, no se crea ni desaparece, sino que se van transformando. Cada etapa de nuestras vidas trae unos miedos determinados. Y esto, es SALUD.
El problema viene cuando el miedo nos BLOQUEA, o cuando nuestros miedos IMPIDEN a nuestrxs hijxs experimentar aquello que desean (¡obvio! siempre dentro de unos límites de cuidado y salud).
Hace poco acompañé una familia en que la hija había desarrollado un miedo atroz a los perros. No importaba el tamaño, si estaban cerca o los veía de lejos. La sola idea de cruzarse con uno en el parque, en la calle o en cualquier sitio, la paralizaba y había empezado a negarse a salir y gozar de actividades que antes le gustaban. Investigando en la historia familiar, descubrí que a su madre la había mordido un perro cuando tenía 8 años y que, desde entonces, cada vez que veía uno, se tensaba, apretaba a su hija cerca suyo, respiraba más rápido, etc. Es decir, tenía toda la sintomatología de un TEPT (Trastorno Estrés Post Traumático) no resuelto.
El trabajo -obviamente para las que ya me conoceís- fue con la madre. Poco a poco descondicionamos ese miedo a través de sus reacciones y así, pudo empezar a acompañar a su hija en lugares exteriores -con o sin perros- desde una tranqulidad y seguridad nuevas. A los meses, la hija había desvinculado totalmente ese miedo a los perros.
Como ves, un buen acompañamiento al miedo en la infancia y a los miedos adultxs, son la clave para una buena salud emocional.
Si quieres saber más del miedo tengo un capítulo entero de mi libro “Criar y Jugar” donde te hablo de ello. Y también tienes el curso online “Educación Emocional” en esta web en el que hago un viaje por cada una de las emociones primarias y te ofrezco herramientas para acompañarlas.