La palabra emoción viene del latín emovere, que significa “liberar aquello que nos moviliza por dentro”.
Es IMPOSIBLE no sentir. Somos seres sintientes, repletxs de cableado nervioso dedicado, en exclusiva, a recibir cualquier pequeño (o gran) cambio en nuestra percepción y en nuestro entorno.
En este artículo te voy a hablar de las emociones y la cultura, de las 4 emociones básicas, de cómo gestionarlas en la crianza y te voy a contar lo que REALMENTE es la educación emocional.
Empezamos con 2 preguntas para calentar motores:
¿Te permites expresar tus emociones?
¿Se lo permites a tus hijxs?
Sabiedo que es imposible no sentir, va implícito que es imposible no tener emociones.
Pero es bien diferente no saberlas identificar, o diferenciar, gestionar y regular.
Voy a tratar de desmontar aquí mitos y evitar simplismos en cuanto a la educación emocional de nuestras criaturas.
¿Te revisas emocionalmente?
¿Sabes qué emociones tienes más/menos disponibles?
¿Y tus hijos/as?
Emociones y cultura
Vamos a empezar desmotando grandes castillos.
✨ La CULTURA es el primero.
Me habrás leído más de una vez que ni las emociones ni los colores deberían tener género. PERO TODAVÍA LO TIENEN.
Así, es más fácil tolerar que una niñA llore y que un niñO grite o pegue.
El cambio tiene que venir de nuestra manera de mirar la expresión emocional de nuestrxs peques sin modelarla por género.
✨ Otro de los castillos es el de las CLASES SOCIALES. Seguimos con la idea de que las clases bienestantes son “mejor educadas” que las clases humildes. A estas últimas se les consiente más el descontrol emocional porque se considera que tienen menos capacidad de gestión emocional. Estas creencias esconden un clasismo endémico en nuestra cultura, a la vez que ocultan la represión y la domesticación detrás de una supuesta educación.
✨ Y el tercero que desmontamos hoy es el de la RELIGIÓN, porque por más laico que se considere un país occidental, sigue fundamentado en los preceptos judeocristianos -DISTORSIONADOS por escrituras redactadas por hombres blancos- que confunden egoísmo con egolatrismo, culpa con pecado, sacrificio con purgatorio, placer con perversión, etc.
¿Cómo podemos educar en la gestión emocional si seguimos cargando todos estos lastres?
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La crianza respetuosa no es una domesticación consciente
A colación de esto, debemos diferenciar muy bien lo que es una educación emocional, de lo que es domesticar a lxs niñxs.
Ayudarles a gestionar emociones nada tiene que ver con reprimirlas o censurarlas. Debemos comprender que su cerebro está en desarrollo y que todavía les cuesta muchísimo el control emocional en edades tempranas. La parte que las va a regular -área prefrontal- acaba su maduración entre los 21 y 25 años. Les queda un rato, ¿cierto?
Acompañarles en sus vivencias emocionales les brinda dos grandes regalos:
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Sentirse acompañadxs y sostenidxs ante sus experiencias emotivas intensas.
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El recurso interno de, al ser acompañadxs, poderse acompañar a sí mismxs cuando sean mayores.
Mucha paciencia, respeto, psicoeducación y amor para ellos y ellas.
La domesticación se esconde detrás de conductas inofensivas a simple vista. A menudo, hablar con calma no es lo mismo que hacerlo con respeto. Bajo una apariencia de cuidado, podemos estar ofreciendo mensajes de censura emocional.
“A la abuela no le gusta que te enfades por eso”
“Los niños fuertes no lloran cuando se caen”
Lee estas frases con el tono más dulce y pasados que puedas. Poniendo énfasis en una prosodia calmada y comprensiva.
¿Lo ves? Suena bien si no entendemos la semántica, pero si nos paramos a analizarlo son mensajes llenos de carga y de castración emocional. ¿Qué piensas? ¿Te has pillado haciéndolo alguna vez?
Emociones
Las emociones necesitan ser expresadas. Hemos de saber que la censura no es regulación.
Cada emoción tiene una forma de mostrarse al mundo y aprender cada lenguaje nos enriquece emocionalmente.
Cuando prohibimos una emoción, buscará otras vías de salida. Y no son las que le corresponderían. Porque cuando una emoción es censurada constantemente, la vía de salida se bloquea.
Se hace un tapón y no hay forma de expresarse por ahí.
Entoces “PARASITA” otra vía de escape, porque como necesita salir, es como el agua: siempre encuentra un lugar para hacerlo.
Y eso nos confunde porque ya no sabemos si cuando sale agua por esa vía, es una emoción o la otra, y es difícil de comprender qué les/nos pasa.
A esta emoción que ocupa otra vía de salida la llamamos “emoción PARÁSITA”. Usurpa el espacio de la otra que ha de compartir su canal de expresión.
Sólo las emociones permitidas pueden ser saludables, por eso es vital dejar que las criaturas puedan expresar lo que sienten. Aunque hay todas las emociones, para que sean SANAS, deben ser ACOMPAÑADAS.
Si no sostenemos la expresión emocional de las criaturas, no aprenderán a regularse.
Emocionarse
Es imposible no emocionarse.
Las personas somos seres sintientes y, por ello, nuestra bioquímica se activa -o desactiva- en función de nuestras experiencias y estímulos.
Para lxs niñxs, el cerebro que procesa las emociones está maduro y desarrollado desde el útero. Pero la corteza cerebral, que es la encargada de la regulación emocional, entre muchas otras cosas, no alcanza su maduración hasta los 21-25 años.
Debemos ser conscientes de qué les pedimos a nuestrxs hijxs. Porque, a menudo, detrás de una supuesta regulación de sus emociones, se esconde una domesticacion y un intento de facilitarnos la Vida a lxs adultxs.
Lxs niñxs ni saben, ni deben, controlar sus estados internos. Somos sus cuidadorxs quienes debemos ofrecerles el camino para que aprendan a gestionar lo que les sucede.
¿Cómo?
✨primero siendo REFERENTES y GUÍAS COHERENTES. Ellxs no harán lo que les digamos, sino lo que vean que hacemos.
✨segundo identificando su etapa de desarrollo infantil para saber qué les podemos pedir y qué no.
✨tercero, acompañando su expresión emocional desde nuestra madurez.
Sabernos capaces de sostenerles les brindará:
✨confianza en nosotrxs por abrazar su agitación emocional
✨la idea de que, aunque exploten emocionalmente MERECEN SER AMADXS
✨la posibilidad de gestionarse en un futuro si se lo enseñamos en su presente
¿Te parece suficientemente IMPORTANTE la educación emocional ?
La educación emocional va mucho más allá que contar cuentos y esperar que la escuela haga el resto.
Aquí te dejo algunas reflexiones para que puedas regular qué tal está tu termómetro en este aspecto tan importante de la educación infantil.
Una buena base emocional es una autopista hacia una buena salud mental