Sabemos que nuestras criaturas nacen en un mundo adulto poco sensibilizado con sus ritmos naturales.
A medida que van creciendo somos nosotrxs quienes tenemos que ayudarles a integrar los tempos, horarios, estructuras y rutinas.
Y esto lo conseguimos con los HÁBITOS que, por más respetuosos que sean, nos toca a las personas adultas sostenerlos e implementarlos.
En este artículo te hablo de esto y de mucho más: *de cómo son tus hábitos (recuerda que las neuronas espejo lo copian todo) *cómo hacerlo con paciencia *qué hábitos son adecuados *cuándo es mejor hacerlo *recursos *cambio de mirada
Hábitos y rutinas en la primera infancia
El hábito es una estructura que sostiene nuestra dirección, una buena base para el futuro de las criaturas.
Los hábitos se adquieren con el ejemplo de lxs adultxs, puesto que las neuronas espejo copian lo que el entorno facilita.
Cada etapa tiene sus posibilidades, de manera que debes conocer su momento vital. Así sabrás qué les puedes pedir y a las criaturas les resultará fácil implementar los hábitos.
Veamos ejemplos de qué pueden hacer por edades: a partir de los 2 años ya pueden hacer rutinas básicas: poner/quitar la mesa, recoger juguetes, poner su ropa sucia en la cesta, etc. Conviene empezar poco a poco y con mucho acompañamiento.
A partir de los 3 años ya pueden hacer su cama, preparar su mochila, escoger su ropa. Esta edad marca el inicio de la preservación de los límites.
A partir de los 4 ya pueden doblar ropa, guardarla en su armario, ayudar con la limpieza básica. Observa qué es coherente y qué no, tú conocez a tu hijx mejor que nadie.
A partir de los 5 años pueden ayudarte a cortar verduras, cambiar el rollo de papel de wc. De hecho, ir responsabilizándose de distintas rutinas poco a poco ayuda a que las consoliden.
A partir de los 6/7 años ya pueden sacar la basura, comprar en la tienda de la esquina, cruzar la calle solxs. Educa en la autonomía para que la vayan conquistando.
Puedes preguntarles qué más desean hacer y decidir si les ves preparadxs. Ellxs mismxs pueden darte mucha información sobre lo que desean si estás atent/a.
Nuestrxs hijxs pueden ir adquiriendo hábitos y rutinas con nuestra ayuda
A menudo me encuentro familias que infantilizan a sus peques y no les dejan conquistar la autonomía de la que son capaces.
Nos quejamos de que cuando les pedimos algo no lo quieren hacer, pero, ¿les has educado antes en este tipo de hábitos?
A veces llegamos demasiado tarde y cuando pedimos, ya no quieren ni probarlo.
Los hábitos no deberían ser la carga pesada del día a día. Si los implementamos desde la infancia, pueden formar parte de su crecimiento.
Lxs niñxs adoran participar de las tareas adultas. Escúchales y obsérvales bien y te darás cuenta de todas sus posibilidades.
Los hábitos son el tempo de la sinfonía de nuestras vidas.
Comprender que los hábitos nos moldean como personas adultas puede ser un buen punto de inicio para verlos como algo a transmitir.
El ejercicio de establecer rutinas de cuidado que te funcionen es el primer paso para dar ejemplo a tus hijxs.
Los hábitos no son corsés; son el tempo que nos ayuda a que la sinfonía de nuestras vidas sea armónica y agradable de escuchar.
Un hábito debe ser como el bambú: flexible para adaptarse al entorno y que las inclemencias del tiempo no lo quiebren, y firme para no desaparecer con cada racha de viento que se levante.
¿Cómo instaurar hábitos?
Instaurar hábitos requiere determinación y perseverancia. Si no crees en la importancia de mantenerlos, difícilmente serás consecuente. En este sentido, saber para qué le servirá cada hábito te ayuda a comprender su importancia y también a que cada rutina en la infancia tiene un resultado en el futuro de las criaturas.
Puedes comenzar con uno o dos hábitos y hasta que no estén interiorizados, no pongas más. Hacerlo poco a poco ayuda a que los integren mejor y también da aire al sistema familiar.
No uses el chantaje ni la recompensa positiva, son métodos de manipulación, no de educación. Cumplir con las rutinas no es algo que deban hacer bajo presión ni por obtener un regalo, sino que es su responsabilidad, adaptada a cada etapa de crecimiento.
Establecer hábitos en la infancia les ayuda a estructurar su vida, estamos sembrando las semillas para que en el futuro, lo puedan hacer por sí mismxs.
Comprender que todxs tenemos derechos y deberes es una realidad que debe instaurarse en la infancia. Las criaturas aprenden del colectivo y con la práctica que les ofrecemos en casa.
Hacérselo todo es sobreprotección, lo opuesto de la autonomía sana. Encuentra qué puedes pedirles en cada momento evolutivo y ponlo en práctica.
Las criaturas viven en un mundo hiperadultizado, en el que constantmente se les dice qué tienen que hacer, a dónde tienen que ir, cómo lo tienen que hacer. La rutina, aunque parezca mentira, les genera sensación de control y de estructura. Y eso revierte en un mayor bienestar interior.
Los hábitos les ayudan a organizar su propia existencia. A partir de los 4-5 años necesitan experimentar que tienen PODER en ciertos ámbitos. Es un buen momento para darles responsabilidades que sean capaces de gestionar a través de la autonomía. Esto, para que sea efectivo, implica que negociemos qué les apetece más hacer y que podamos ser flexibles sobre qué hábitos instauramos primero.
Por ejemplo: a las criaturas les suele gustar más responsabilizarse de acciones más adultas como ayudar en la cocina, en la limpieza, con el jardín, o bajando la basura, que de actos cotidianos como recoger los juguetes, lavarse los dientes o hacer la cama.
Te animo a que alternes las demandas que haces a tus hijxs para que todxs salgáis ganando y los hábitos no se entiendan como algo pesado y aburrido.
Instaurar hábitos saludables es una de las responsabilidades que tenemos como familia. Conocer qué podemos pedir en cada etapa es esencial. Para esto tienes mi EBOOK gratuito sobre las ETAPAS DEL DESARROLLO, o mis cursos de ETAPAS DEL DESARROLLO también para profundizar.
¿En qué áreas podemos empezar a implementar estos hábitos?
*orden *higiene *cuento *horarios *autocuidado
Escoge los más importantes para ti y empieza por uno o dos, no más. Poco a poco. No importa la edad que tengan. A partir de los 2 años (con algunas cosas incluso antes) podemos empezar con una rutina más constante.
Como te decía antes, tienes que tener presente la importancia de encontrar un SENTIDO a los hábitos que instauras.
Siempre explico que la adolescencia y la edad adulta comienzan en la infancia. Esto quiere decir que todos los recursos, hábitos, estructura y rutinas que podamos ofrecerles en estas etapas, serán habilidades que podrán poner en práctica durante su vida futura.
Eso sí, ¡ojo con la rigidez y la obsesión! La infancia, como dice Evânia Reichert, es una edad sagrada, con dignidad, y que tenemos que cuidar.
Recuerda que la COHERENCIA es la base de la crianza respetuosa, si no nos miramos en nuestro día a día en relación a nuestros propios hábitos y rutinas, difícilmente podremos ser agentes educadores en los de nuestrxs hijxs.
Como mujer emprendedora y empresaria, mantener ciertos hábitos es esencial en mi trabajo. Estas rutinas, obviamente, no pasan por encima de la vida (ya sabemos que a veces la vida nos “arrolla”) y hay que practicar la flexibilidad. Aunque sin pasarse. Ser demasiado laxa también es una forma de escurrir el bulto.
Si esto te pasa, revisa qué peso/información/creencia le pones a la estructura, a la rutina y a los hábitos.